La exposición Vlady. Revolución y disidencia plantea dos grandes preguntas: qué representó el artista ruso-mexicano en su momento y qué nos dice hoy, en este México del siglo XXI. Además de ser un pintor prolífico que destacó por su trabajo de caballete, sus grabados y sus dibujos, Vlady fue muralista. Su obra más importante, Las revoluciones y los elementos, es un mural de más de dos mil metros que se encuentra en la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en el Centro histórico de la Ciudad de México.
Vladimir Kibalchich Rusakov (Petrogrado, 1920 – Cuernavaca, 2005), mejor conocido como Vlady, perteneció a diferentes mundos y a varias épocas: al siglo XX, en primer lugar, pero también al XIX, por la herencia familiar. Fue sucesivamente figurativo, abstracto y luego otra vez figurativo, sin dejar de tener un toque surrealista. Experimentó mucho, usó todas las técnicas a su alcance, fabricó sus propios colores, devoró quintales de literatura sobre arte y caminó kilómetros de museos en tres continentes.
No es fortuito presentar la obra de Vlady en San Ildefonso, la cuna del muralismo, en el momento mismo en que se celebra el centenario de ese movimiento pictórico de importancia internacional. Aquí el artista ruso-mexicano puede al fin medirse con los grandes de la escuela mexicana de pintura que fueron, al mismo tiempo, sus maestros y sus antagonistas.
La exposición muestra el trabajo introspectivo del artista ruso-mexicano y revela el proceso creativo de una obra original, repleta de alegorías y símbolos que requieren descifrarse. Incluye lienzos de gran formato y obras nunca exhibidas o poco conocidas, conjuntamente a cuadernos, bocetos y dibujos, en gran parte pertenecientes al acervo del Centro Vlady de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.
¿Cuáles son las revoluciones de Vlady? La rusa, en primer lugar. De ella viene y la reclama sin afán panfletario, ni ataduras ideológicas. Pero están, también la revoluciones de la modernidad y las latinoamericanas, las musicales y la psicoanalítica, las del pensamiento y las de la materia. Y, por encima de todo está la disidencia, la necesidad de decir “no”, cuando así lo dicta la conciencia.
A poco más de cien años del natalicio de Vlady, invitamos a descubrir y redescubrir, conocer y reconocer el legado de este artista que se muestra vigente ante los grandes cambios que estamos viviendo en el primer cuarto del siglo XXI. La exposición se articula en cinco secciones:
- I. Revolución y disidencia
- II. Vlady íntimo
- III. Pasiones artísticas
- IV. Muralista
- V. Poder y violencia
El visitante puede recorrerla en el orden propuesto o armar su propia secuencia para explorar las obras más representativas de Vlady, algunos aspectos de su vida íntima, sus pasiones artísticas, su idea trágica de las revoluciones y del poder, así como de las relaciones humanas fraternas y fratricidas.