Al llegar a México en 1941, Vlady se encontró con el muralismo que por entonces estaba en su apogeo: Orozco, Rivera y Siqueiros ya habían hecho, o estaban por ejecutar sus obras más importantes. El joven ruso quedó impactado y se acercó a Diego Rivera, quien lo recomendó con Juan O’Gorman para iniciarlo en los secretos de la pintura mural.
Poco después, gracias a la intervención de Ramón de Negri -un funcionario del gobierno mexicano, amigo de Victor Serge- Vlady consiguió su primer encargo: un mural en el Molino de Bezares, camino a Toluca. Junto a su amigo Iván de Negri, elaboró una propuesta que imitaba las formas y la composición de Diego. Sin embargo, entre los personajes, se observaba a un Stalin monstruoso con una soga en el cuello. Corrían tiempos de guerra y la URSS era aliada de México, de modo que la osadía le costó cara: el trabajo fue borrado antes de concluirse.
Esa primera experiencia no lo alejó del muralismo. En los años siguientes, mientras iba construyendo un estilo propio, Vlady continuó experimentando. Ejecutó un mural de mosaicos en el Hotel Casino de Hornos de Acapulco, del cual no se conserva boceto alguno y otro que retoma el lenguaje de las vanguardias y se antoja precursor de un nuevo muralismo, El clavadista solar (1957), del cual se presenta el boceto del mismo título.
A principios de la década de los setenta, el artista obtuvo la posibilidad de pintar los muros de la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, alojada en el antiguo convento de San Felipe Neri. El resultado, Las revoluciones y los elementos, es la síntesis de la vida artística e intelectual de Vlady. Ahí se entrelazan lo figurativo y lo abstracto, el clasicismo, el surrealismo y las vanguardias, dando como resultado una obra alegórica en la que el pintor redefine las categorías conceptuales, subvirtiendo imágenes y contenidos.
La última obra muralística de Vlady es el fresco El despertar de las revoluciones que pintó en 1986 por invitación del gobierno sandinista, en el Palacio Nacional de Managua, Nicaragua. De este presentamos varios bocetos y un óleo, el lienzo El despertar de las estatuas de sal. Por último, presentamos el boceto de un mural que proyectó para realizarse en Milpa Alta, pero que nunca fue ejecutado.