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La primera parte de la exposición por el centenario de Vlady aborda los dos temas que atraviesan buena parte de su obra: por un lado la revolución, y particularmente la revolución rusa con su utopía, sus logros y sus fracasos, y por el otro la disidencia, la capacidad de criticar, de objetar, de rechazar la doctrina oficial.
El ejemplo principal es el Tríptico Trotskiano, obra integrada por tres lienzos de gran formato: “Magiografía bolchevique” (1967), “Viena 19” (1973) y el “El instante” (1981). Los presentamos junto a cuadernos, grabados y bocetos preparatorios que dan cuenta de la creación de una iconografía propia y en gran parte oculta. El Trotsky de Vlady, más que un personaje histórico, es un héroe mítico que simboliza la lucha por preservar el espíritu original de la revolución. Encarna, junto a Serge, el lado “angélico” de la historia y su asesinato representa una suerte de catástrofe, la muerte de la civilización humanista y el nacimiento de otra bajo el signo del terror.
El pintor ruso-mexicano echa mano de una gran cantidad de recursos procedentes tanto del imaginario bolchevique -por ejemplo los budiónovka (lo gorros del Ejército Rojo) y las almenas del Kremlin- como de la historia rusa, la mitología e, incluso, la religión. Despliega en el camino erudición, ironía y un toque surrealista. Símbolos como la hoz y el martillo y los oprichnik adquieren formas monstruosas, mientras que los perseguidos son presentados como héroes.
En la última sección se exhiben algunas obras que tienen que ver con las revoluciones latinoamericanas, que también le apasionaron y que definía “telúricas y no ideológicas”. En el mural Las revoluciones y los elementos de la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada, le dedicó una parte del muro oriente y también las plasmó en lienzos, acuarelas, dibujos, cuadernos y bocetos. Destacan los lienzos al temple y óleo, Luces y Tinieblas y Descendimiento y ascensión, dos de las cuatro obras que Vlady pintó para su exhibición en Bucareli, pero fueron censuradas durante el gobierno de Ernesto Zedillo y ahora se encuentran en el Archivo General de la Nación.