El lienzo forma parte del cuadríptico que Vlady pintó por encargo de la Secretaría de Gobernación y que actualmente pertenece al acervo del Archivo General de la Nación. La historia de esta serie es en sí misma, un acto de poder y violencia, ya que, al no resultar del agrado del comitente, las obras fueron retiradas de los muros. El temor a la censura es persistente en Vlady y ya lo había plasmado en varias versiones de la obra Alguien mayor que nosotros, en la que un pie enorme se muestra amenazante.
La lectura de Violencias fraternas es múltiple. Dos personajes colosales se asesinan recíprocamente, al mismo tiempo que parecen abrazarse. El tema tiene que ver con la concepción vladiana de las revoluciones: surgen gracias a la fraternidad, pero pueden terminar consumiéndose en luchas intestinas, como ocurrió con la revolución rusa. La pelea del primer plano tiene como fondo un acantilado en el que el movimiento agitado de las aguas hace eco de la lucha de los gigantes, mientras que en la parte alta otra pareja se enfrenta sobre los andamiajes que han levantado para poder transitar sobre el abismo. Uno de ellos dispara al otro, que al caer arrastrará consigo a su asesino. En ambas escenas somos testigos de la lucha por el poder en la que los hermanos acaban por aniquilarse recíprocamente.
Violencias Fraternas complementa la crítica vladiana a las revoluciones que podemos apreciar también en el cuadro Lucesy Tiniebla s, perteneciente al mismo cuadríptico y que presentamos en la sección Revolución y disidencia. En esa obra que contiene una reivindicación del movimiento independentista de México, sugerida por el águila y la serpiente en la parte superior), dos personajes repiten la fórmula del mortal abrazo fraterno en la parte inferior.