En una escena nocturna en un paisaje invernal, un grupo de personajes se reúne alrededor de una fogata. Son algunos de los artífices de la Revolución Rusa, cuyo único rostro identificable es el de Carlos Marx en la parte superior del lado derecho. El resto de ellos, trazados con pinceladas severas cuyos colores se funden con el paisaje, nos dejan adivinar algunas de sus actividades gracias a ciertos elementos identificables. Junto a Marx encontramos a un soldado que empuña su espada y más abajo observamos un hombre vestido con abrigo que levanta su mano derecha con un gesto que recuerda la señal de la cruz ortodoxa. Vlady cortaría aquellos dedos en otras de sus obras, haciendo referencia a la mutilación de la fe cristiana en el país socialista, así como a la represión de la secta de los bogomilos en la Edad Media.
Del lado izquierdo de la fogata los personajes van perdiendo sus formas humanas hasta llegar a un par de seres con rostros gallináceos en la parte superior del lado izquierdo, quizá haciendo referencia a la historia que se cuenta sobre Stalin y la tortura que infringió a una gallina para explicar cómo se gobierna a los estúpidos.
Todos ellos son los justos y herejes que, juntos, construyeron una revolución cuyos derroteros resultaron variados. La gélida escena lograda a través de colores fríos –azules verdes y violetas–, no auguran nada bueno. Los personajes observan como la fogata asciende y en sus llamas dibuja personajes entre los que se distingue un hombre de pie al lado izquierdo, que levanta el brazo derecho haciendo similar señal a la del hombre con abrigo, sólo que aquí los dedos se transforman en un ave desplumada. Frente a ella, un puño se levanta.
El paisaje invernal en la parte superior izquierda nos deja ver una serie de árboles desnudos, mientras que a la derecha observamos montañas nevadas y cruces que no hacen más que alimentar el ambiente sombrío de lo que podría haber sido una acción llena de luz, pero a la vez también fría y destructiva. En la parte inferior un tronco levantado por un par de personajes parece hacer referencia a esa fogata alimentada y a esa revolución destruida.
El cuadro, enigmático en su contenido, en parte a causa de los trazos que lo conducen de lo figurativo a lo abstracto, incorpora un elemento más al misterio firmando el autor con el nombre de su madre, Liuba Rusakova K, quien sería una víctima más de esa revolución traicionada, como titularía Trotsky a uno de sus libros, y cuya casa ubicada en Coyoacán (Museo Casa de León Trotsky) es la sede de esta obra.