“Empecé a dibujar a los 6 años; quizás antes. La pintura brotó en mi como evasión o como terapia, tal vez porque nuestra vida familiar nunca fue fácil. Fue para mi una fuga, pero también un medio para afirmar mi personalidad en un mundo hostil” (Vlady). La selección que aquí presentamos es parte de lo que el artista logró preservar a lo largo de sus muchas peregrinaciones por el mundo: de Leningrado a Oremburgo y luego a Bruselas, París, Marsella, Santo Domingo y finalmente a México.