La sensualidad y el deseo están muy presentes en la obra de Vlady. En óleos, grabados, dibujos y bocetos, es frecuente la evocación del encuentro amoroso al que presenta con libertad y en sus múltiples facetas. Es uno de los aspectos más conocidos de su obra. Sin embargo, como observó Mercedes Iturbe, el erotismo de Vlady es sufrido. Tiene que ver con la tensión, la angustia y una suerte de posesión carnal. Su erotismo suele ser alejado de la ternura y tendente a la posesión. Representa los aspectos encontrados de la pasión amorosa, la fluctuación entre el amor y el odio. Un ejemplo es el óleo Pareja cruel.
En otras obras, sin embargo, Vlady ofrece una visión muy diferente, más cercana al amor cortés. En Pareja sonora, por ejemplo, se aprecian trazos suaves que remiten a la dulzura y al afecto por medio de líneas ondulantes. La fusión de los cuerpos llega al límite de la abstracción, con vibraciones visuales que retratan los sonidos de la exaltación. Lo mismo se observa en Pareja montada en un unicornio, en donde la devoción manifiesta entre los amantes contrasta con el galopar del ser mítico. “En el tema erótico -escribió el pintor-, hay algo de temerario por prohibido y por eso mismo, liberador. Hay una introversión liberada y a la vez quimérica. Es un tema directo; más directo que un paisaje pintado, el cual requiere mayor erudición pictórica. Ante un tema erótico cada espectador se siente concernido”.